Para meditar

Nuestros ancestros ya sabían

Astrogildo Rodriguez

 

No es muy difícil invitar a la gente a espiritualizarse, capaz que más del sesenta por ciento de los humanos coincidimos en que es indispensable llegar a esta decisión, pero, leer, repetir textos, como decía el Dr. Piñero Guedes, no es demostrar conocimiento o probar ciencia (palabras más, palabras menos), es demostrar memoria, y memoria lo tiene el elefante.

Es necesario reconocer la existencia del espíritu, probar sus leyes, su encarnación y des-encarnación, su pasaje por el planeta tierra, su estacionamiento en la atmósfera de este planeta, su esclarecimiento luego de pasar por las regiones del amor, del odio, del torbellino, el desespero y la muerte, volviendo a su mundo de origen donde reconfortado por el compañero astral y sus similares, con una visión amplia de toda su trayectoria, horas sublimes, horas tristes y criminales, instantes de GRANDEZA, de PROGRESO y otros de dolor.

Todo eso desconocido en el medio familiar común, nada conocido en el intelectual y totalmente ignorado en el social.

Pero no raro desde tres milenios atrás como mínimo, cuando no varios milenios antes, encontramos hombres de mucha sabiduría como el trío oriental Krisna, Buda y Confucio, o los del Medio Oriente, Grecia y Roma: Hermes, en el alto Egipto, Platón, en Grecia y Cicerón en Roma, en la civilización occidental, entre otros. Agregamos al Dr. Alexis Carrel, premio Nóbel de Medicina, al Dr. Antonio Piñeiro Guedes, al Padre Antonio Vieira, y otros que seguiremos nombrando: verdaderas lumbreras en la educación para que el hombre sepa aprender y enseñar a su semejante el modo de moldear el pensamiento, vibración del espíritu, que es capaz de superar cualquier obstáculo material. Si dije capaz de superar cualquier obstáculo material; así lo enseñan el gran Luis de Mattos, respaldado hoy por una pléyade de espíritus de altísima evolución, no dejando de reconocer el esfuerzo desplegado por Samuel Smith, Erisón Marden, Robert Conklin, Napoleón Hill, Zig Zigiar, Dale Carnegie y centenares de educadores del espíritu. Llegamos a la conclusión de que no faltó maestros ni claridad en sus enseñanzas, pero si una plataforma, un sistema de llegar con su educación a las masas que hoy corren detrás de dioses ficticios llenos de mitos menos reales que los de la antigua religión griega.

Así es como cuando un ser humano piensa en una cosa no puede pensar en dos a la vez. Esto por qué quien piensa mal no puede actuar bien, quien murmura no puede construir cosas buenas, quien critica no puede construir ninguna obra de valor progresista, quien pierde el tiempo en cosas insignificantes no es capaz de crear obras de destaque.

Pensar es ser. No pierda tiempo criticando, no lo haga disminuyendo al prójimo, sea capaz de ver solo las virtudes de su semejante y luego comprenderá cuan útil puede ser esa persona con sus virtudes, característica ésta común a todos los humanos.

No trate de cambiar a nadie, elogie sinceramente a las virtudes del otro y de él será su mejor amigo, nadie quiere ser criticado. El que critica no consigue cambio en los demás sino enemigos cuando no resentidos como mínimo.

Sea inteligente y haga amigos, estimulando las virtudes del subalterno, del funcionario que lo atiende, del jefe, del cónyuge, del vecino, busque atentamente en cada uno y verá cuanta inteligencia palpita en esa persona, explótela, ayúdese a sí ayudando a esa persona a ver sus propias condiciones, ella se ama y usted no conseguirá que ella piense como usted quiere, mejor déjela como está, solamente estimule sus buena cualidades; ella cambiará para mejor, no la apure. Quien le dijo que el Creador está apurado. ¿No seré yo el que tiene apuro, por que estoy atrasado en mi evolución y quiero que los otros corran? ¿No es esto un raciocinio lógico? Me ha sucedido ya de ir apurado y dar el asiento en el ómnibus por parecer que de pie voy más rápido. 

Limitémonos a sugerir a amigos y conocidos el sendero de la verdad ya sea indicándoles el camino recto, o aun el más lento, pero hágalo con sinceridad no mienta, por que el otro se dará cuenta que usted lo esta engañando.

Busque y descubra las cualidades del su semejante y se rodeará de amigos.

Trate de no hablar de cosas deprimentes, deje las desgracias para otro lado, lea y vea la grandiosidad de la Inteligencia Universal, levántese a cada amanecer cantando, agradezca el estar empezando una nueva aventura en este mundo, y cuando se acueste hágalo feliz de haber sido útil, para entonar con las vibraciones del Universo; con ello, se sentirá estimulado y pronto para encontrarnos en la cumbre.

Todos tenemos razón ... Si, es Verdad, solo que las masas no obedecemos razones, si así fuera, no se desatarían guerras, hambrunas, des-conformismos generalizados, ni la famosa pobreza, ya que el creador nos puso todo ahí para que lo usemos en nuestro provecho, y nos dio libre albedrío, para que hagamos de nuestra vida lo que queramos. Siempre sentimos su vibración más o menos fuerte cuando queremos cambiar para mejor, sin echarle la culpa de nuestros males a los demás; Cada uno, es uno solo, mucho más fácil de modificar. ¿Para qué intentar modificar a los otros que son muchos, distintos entre sí y de nuestra idiosincrasia?

He ahí una conducta para ser feliz.

Astrogildo Rodriguez,  Rivera, Uruguay, 16 de marzo de 2001

 

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