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Querer

Astrogildo Rodriguez

Desde muy joven, con una experiencia nula y con un temor atroz de la gente, empezaron a inculcarme palabras tabúes, con esto quiero decir que eran prohibidas, hasta su análisis, una de ellas, la FE, otra CREER y así sucesivamente. Casi un centenar de expresiones que quedaron excluidos de mi lenguaje y de la sana posibilidad de estudiarlos, incluirlos en mi trabajo cotidiano.

Eso no era racional, pensaba; y el ser humano es cien por ciento racional, las leyes son racionales, la naturaleza es racional, yo no puedo escapar a la regla. Esa era la teoría. También invadió mi espíritu la idea de que, todo estaba al alcance de mis manos, era solo cuestión de conocer la forma de llegar a ello.

Me lancé con todas mis fuerzas, con la irresponsabilidad propia de la edad, a conquistar todo lo que se presentara a mi alcance. No hubo experiencia que no estuviera siempre pronto a intentarlo, llegando muchas veces a la temeridad, al borde de lo absurdo, solo con el objeto de demostrar que yo podía, y en aras de un supuesto "Querer es poder" olvidando que media verdad es la peor mentira.

Era tanto el vértigo en que había caído que leí mucho y sufrí más aun para darme cuenta de que todos los educadores a los que había prestado cierta atención, inmediatamente después de esta primer sentencia, la completaban indefectiblemente con: "Siempre que se sepa querer."

Comprendí cuanto esfuerzo había desperdiciado por no tratar de cambiar mis actitudes creyendo sin la FE sana, la Creencia sana, que solo Yo cambiando, solo Yo sembrando, sin cobrar, sin exigir perfecciones de nadie podía llegar al "QUERER ES PODER SIEMPRE QUE SE SEPA QUERER".

Desconocí la ley de la autosugestión que es la que eleva a cualquier persona a niveles asombrosos de realización. Olvidé, cuan potente es el sentimiento en el ser humano y cuan leve es la razón, considerando que más del noventa y cinco por ciento de las actitudes, gestos y acciones son producto de lo inconsciente y como consecuencia son sentimientos arraigados y muy difíciles de modificar, cuando no imposibles.

"El imposible solo existe en el diccionario de los necios". Así me habían hecho repetir olvidando que el grande que lo dijo murió prisionero en la isla de Elba después de haber sido dueño de un imperio.

El mismo "Querer es poder ... " que tanto me fascinó, su autor, gran pensador, se mató. Otro que según su lúcido poder, casi desconocido para esta civilización, "espiritualmente atrasada" según sus exposiciones, era un paralítico cuyas enseñanzas poco o nada habían hecho por su propio físico. Sin ninguna dificultad, podía seguir enumerando consejos y autores desde la antigüedad hasta algunos que están vivos y el que más o menos, están en las mismas condiciones.

Así titubearon mis valores, agradezco igual la sana intención de mis orientadores, de los ilustres autores que tuve la felicidad de leerlos, pues ellos me proporcionaron el material necesario para formar mi propio bagaje y hoy tener una idea más fluida de la realidad, para alcanzar, con cierta suficiencia, un concepto acabado de la realidad de esta vida.

Algo para que la juventud racionalista pueda comparar con la educación y el medio donde fue educado, para sacar mas provecho de su encarnación.

Astrogildo Rodriguez,  Rivera, Uruguay, 7 de abril de 2001

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